A propósito de líderes, tribus y manadas

Marcos de Jesús – Roldán

El martes terminó el carnaval, la fiesta de la carne. Una celebración de origen pagano que, como muchas, fue absorbida por la iglesia para crear otro evento en el calendario de la parroquia. Bebida y comida en exceso, lujuria, pasiones desbordadas, desenfreno que es invocado antes de sumirse en un periodo de recogimiento que inicia al día siguiente con la marca de la ceniza en la frente y termina, dos meses después, con el domingo de resurrección.

En mi ran 111dcho, un día antes de la resurrección se realizaba un acto simbólico para desagraviar al nazareno y mediante el fuego, purificar el alma del traidor y castigar su cuerpo. La quema del Judas era esperada por casi todos para ver cómo la figura del Iscariote explotaba en papeles de colores entre un olor a azufre que hacía santiguarse a quienes creían que por ahí andaba el chamuco esperando a su asociado. Al final de la pequeña ceremonia los restos se echaban en una pira mortuoria, una cremación primitiva que terminaba por desaparecer al símbolo de la traición.

Este año, en La Paz, la ceremonia se trastocó. Con el pretexto de la quema del “Mal humor” algunos ocurrentes crearon una efigie de Esthela Ponce, la ex presidente municipal anterior, y la condenaron después de un veredicto donde la acusaron de traidora y desleal. En ese momento, cuentan los que ahí estuvieron, nadie rechazó el acto. Imagino un linchamiento virtual donde ninguno se atrevió a interceder, no se alzó la voz en ese momento y fue hasta un par de días después cuando el delegado de su partido – el tricolor – declaró que tal acto había sido un exceso y fue más allá, sentenció a los que ahora juzgan a un mañana en que podrían ser ellos los quemados. Cosa rara, nadie se adjudicó el atentado a la diplomacia, y el partido en el poder, los azules, negaron cualquier participación. Según esto tampoco fueron los amarillos, rojos, blancos, naranjas, verdes o lilitas. Nadie, más que un pirómano despechado con iniciativa y medios que tuvo a bien brindar una joya más al anecdotario político choyero.

De mi formación académica básica recuerdo dos ideas asociadas al concepto de “humano”: La cualidad de ser gregario, vivir en sociedad, y la de clasificar los estímulos, objetos y principalmente, a otros humanos. En ese último apartado, en el de sus semejantes, se vale de cualquier atributo para segregar así sea el color de la piel, la nacionalidad, la religión, el habla, la morfología y hasta los gustos musicales. Por otro lado, al contrario, si quiere estar cerca de los suyos busca uniformarse, ser igual, y entonces adopta insignias, prendas, rituales, himnos, lenguaje y sale a las calles a ganar adeptos convenciendo a los indecisos, apabullando a los contrarios para lograr la presencia y supremacía en un sistema que siempre, siempre, pone a unos contra otros.

Pero en descargo de quienes clasifican, separando o integrando, afirmo que el acto en si es una herramienta para la administración de recursos, un elemento estratégico – sin duda alguna – en un ambiente donde la escasez es una constante. Hacer un grupo y mantenerlo unido es un acto ganar – ganar que imita la formación de cardúmenes como los de lisas, mojarras o sardinas. Un grupo compacto y uniforme para desalentar al posible depredador quien huye ante la masa, ante el grupo que al primer ataque pudiera desagregarse.111

Y aun cuando no parezca necesario explicarlo porque está implícito, cada grupo necesita un líder – ya sea natural, elegido o impuesto. Alguien que lo proteja, lo oriente, lo anime, lo represente y, ante todo, evite que el grupo se desvanezca. Y aquí es donde invoco nuevamente a Sir Desmond y sus analogías zoológicas para fundamentar por que el “Zoológico Humano” y no el “Arte de la Guerra” debe ser libro de texto de la clase política mexicana ¿En qué cabeza cabe asociar códigos de honorabilidad en el combate a una práctica donde ella, la honorabilidad, es la primera víctima?

Los humanos, nos guste o no, seguimos viviendo en modo tribal a pequeña, mediana o gran escala, en una tribu doméstica o laboral o en una super tribu del tamaño de Cabo San Lucas, o de Baja California Sur o de México completo. Cada tribu, como lo mencionaba anteriormente, requiere a alguien que coordine las acciones para conjurar cualquier amenaza interna y repeler las externas. Este asunto de líderes y subordinados es consecuencia de la división del trabajo y de la evolución de individuo a tribu y de esta a super tribu, del contacto personal de la familia al impersonal de la sociedad donde “alguien” satisface las necesidades de otro “alguien” sin el requisito de conocerse entre sí.

Y en este punto de la historia podría referir algún otro acto reciente para ilustrar mis afirmaciones, sin embargo, prefiero que alguien con certidumbre moral y peso intelectual lo haga. Y no es cualquier opinador de ocasión como un servidor, si no el famoso y multicitado George Orwell, el mismo del “Big Brother” en “1984” o de la fábula de cerdos, ovejas, perros y demás animales de granja que lo mismo se puede adaptar al socialismo, movimientos de izquierda, derecha, centro y todas sus combinaciones y permutaciones, al capitalismo o a la mismísima sociedad de damas de la vela perpetua del santo milagro.111a

En esa fábula, “Rebelión en la granja”, narra la transformación de una sociedad a consecuencia de cambios en las relaciones de jerarquía, de medios y de metas. El oprimido se vuelve opresor, el rebelde se vuelve tirano, el liberador pacta con el opresor y se vuelve lobo para sus hermanos (San Agustín dixit). En esa historia se plantea que el poder y la propiedad de los recursos puede cambiar cualquier intención, por buena que sea, y que yace en el natural instinto de supervivencia la causante de la traición a sus bases.

Y si se habían preguntado por qué los líderes comunitarios y políticos en campaña llaman “Base” al cándido elector, baste observar la pirámide de la jerarquía política para reconocer la función del acarreado, del promotor y del votante… pero regresemos a la granja.111b

Escrita a plazos por 10 años, se publicó en 1945 y si en un principio se afirmó y por tanto censuró, que estaba dirigida a la jerarquía rusa y la reciente revolución roja, con el paso del tiempo el esquema se ha aplicado a cualquier tiranía, a cualquier forma de insurrección que se corrompe. Por ejemplo, hasta hace 20 años la izquierda la usaba contra el capitalismo. Hoy no sé qué pudieran pensar los Millenials y su YOLO, tal vez que es una alegoría de la caída de los medios de comunicación tradicional contra la red, los Youtubers, podcasts y wikis. Como sea que sea, la historia de Napoleón, Snowball, Squealer, Boxer la traigo para exorcizar la imagen de Esthela ardiendo en el patíbulo carnestolendo.

Para terminar mis 1 500 palabras, Morris, cual patriarca en el Sinaí, acuña un decálogo para ayudar al líder de la tribu a mantenerse en el cargo y no ser relevado a la primer evaluación, auditoría forense o elección interna. Esto es a saber lo que ha inscrito en sus tablillas de arcilla:

Debe hacer clara ostentación de las galas, actitudes y gestos de la dominación (DEBE MOSTRAR QUIEN ES EL QUE MANDA, EL ELEGIDO, EL UNGIDO)

En momentos de rivalidad activa usted debe amenazar agresivamente a sus subordinados (HACIENDO USO DE CUALQUIER MEDIO, LEGAL O ILEGAL)

En momentos de desafío físico usted (o sus delegados) deben poder dominar por la fuerza a sus subordinados (ESTABLECIENDO ALIANZAS O SUBGRUPOS LEALES A LA CAUSA)

Si un desafío implica más maña que fuerza debe usted poder mostrarse más inteligente que sus subordinados (MAQUIAVELO SE LO DIJO AL PRINCIPE ALGUNOS SIGLOS ANTES)

Debe sofocar querellas que surjan entre sus subordinados (O MANDÁNDOLOS DE DELEGADOS AL CARIBE, POR EJEMPLO)

Debe recompensar a sus s111cubordinados inmediatos permitiéndole disfrutar de los beneficios de los altos rangos (¿PARA QUE SIRVEN LAS REGIDURÍAS, DIPUTACIONES Y CARGOS EN EL GABINETE?)

Debe proteger de una persecución injusta a los miembros más débiles de su equipo (HASTA DONDE SEA POSIBLE Y NO CUESTE LA VIDA – POLITICA – DEL DEFENSOR)

Debe tomar decisiones concernientes a las actividades “sociales” del grupo (TAMBIÉN LLAMADAS ALIANZAS Y CONCERTACESIONES)

Debe tranquilizar de vez en cuando a los subordinados (CON PROMESAS, CON FOTOGRAFIAS ABRAZANDO A UN LIDER DE MAS JERARQUÍA O CON CARNEASADAS CON LA PALOMILLA)

Debe tomar la iniciativa al repeler amenazas o ataques procedentes del exterior de su grupo (CREANDO GRUPOS Y PERFILES EN FACEBOOK, EXPERTOS EN PHOTOSHOP Y REDES SOCIALES)

Sea la anterior entonces, delegado de partido, funcionario o gobernante, una lista de cotejo y evalúe si está cumpliendo su papel de líder. No vaya a ser que el próximo en la hoguera sea usted por que como lo dijo el viejo Napoleón “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”.

Por cierto, Pink Floyd grabó su décimo disco en 1977 – en plena escena anarquista inglesa – y usó pasajes y personajes del libro de Orwell para crear las canciones de su álbum “Animals” donde perros, cerdos y ovejas vuelven a ser protagonistas.

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