Derechos Humanos llama a erradicar el maltrato a los adultos mayores

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Ciudad de México.- Con el fin de reconocer la contribución de los adultos mayores al desarrollo social y económico, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) alentó al Estado, las familias y la comunidad a promover el envejecimiento pleno y digno como tema de interés general, en especial entre las personas más jóvenes, para crear una cultura de previsión sobre las condiciones de vida que tendrán cuando formen parte del grupo de personas adultas mayores.
Al conmemorarse el Día Internacional de las Personas de Edad, la CNDH difundió un comunicado en el que se dice que el maltrato en contra de los adultos mayores se debe, en buena medida, a factores como la pobreza, la falta o deficiencia de servicios de salud, vivienda, la fragilidad del sistema de pensiones, la inequidad entre hombres y mujeres y una marcada discriminación por parte de la sociedad.
La Comisión sostiene que es necesario erradicar el maltrato de los adultos mayores en México, pues a pesar de que las mujeres y hombres de 60 años de edad y más gozan de todos los derechos humanos reconocidos en nuestra Constitución, en la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores y otras disposiciones legales, gran porcentaje de ellos se encuentra en estado de vulnerabilidad y muchas veces sufren exclusión en los distintos ámbitos en que se desenvuelven.
En México, la pirámide poblacional sufre una inversión, dice la Comisión, ya que el número de nacimientos disminuye mientras aumenta la cantidad de personas que superan los 60 años. En la actualidad la población de personas adultas mayores es de 12.4 millones y se estima que para el 2050 la cifra ascenderá a 32 millones.
Frente a tal escenario, el Estado debe prever los recursos necesarios para satisfacer las necesidades de ese creciente segmento de la población, de manera que mujeres y hombres puedan disfrutar de un envejecimiento pleno, activo sin carencias de salud, materiales y afectivas. Asimismo, debe promover la educación, el autocuidado de la salud, condiciones laborales y de seguridad social adecuadas entre la población joven, con el objetivo de que conserven su autonomía y una buena calidad de vida después de los 60 años, sostiene la CNDH.
“En el imaginario colectivo impera la idea de que las personas adultas mayores son receptoras pasivas de atención y cuidados o simples beneficiarias de programas sociales sin capacidad de decisión, por lo que es indispensable lograr el reconocimiento de su dignidad y su carácter de sujetos de derechos, la revalorización de sus contribuciones a la economía, cultura y vida familiar, así como su experiencia, conocimientos y capacidad como agentes sociales de cambio con participación activa en la comunidad”.
Además, se debe eliminar la segregación generacional realizando eventos, reuniones u organizando grupos donde interactúen personas de todas las edades; se valore el papel de las personas adultas mayores como un recurso productivo de la sociedad, garantizando sus derechos a la educación, al trabajo, a créditos, vivienda, entre otros, y apoyar a las familias en situación de vulnerabilidad a efecto de que cuenten con recursos para proporcionarles cuidados y atenciones idóneas.
La CNDH considera que lo anterior se debe, en buena medida, a factores como la pobreza, la falta o deficiencia de servicios de salud, vivienda, la fragilidad del sistema de pensiones, la inequidad entre hombres y mujeres y una marcada discriminación por parte de la sociedad.

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