El fracaso de México en Rio 2016 es sólo la punta del Iceberg en la CONADE

FRACASO OLIMPICO

En los Juegos Olímpicos de Río 2016, ningún atleta mexicano ha sido capaz de ganar una medalla de oro en las competencias que se les consideraba “favoritos”, o al menos colocarse dentro de los tres mejores como lo hicieron en ediciones anteriores de la máxima justa deportiva.
¿Porqué?
En nuestro país es la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte en México (CONADE) quien regula todo lo relacionado con el deporte y administra el dinero para las competencias, controla los recursos que se destinarán al apoyo de los atletas y cuenta con un millonario fondo para promover la cultura deportiva entre la población general.
Sin embargo, al parecer el organismo no realiza sus labores de administración de la mejor manera correcta, ya que –por ejemplo– debe 15 millones de dólares a la Federación Internacional de Natación (FINA); tiene una deuda de 27 millones más con los medallistas de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, realizados en Veracruz en 2014; y adeuda también 8 millones por diversos eventos internacionales.
Detrás del fracaso de México en Río 2016 se encuentran primeramente las fallas estructurales que acusa el deporte nacional: corrupción tanto en federaciones deportivas privadas como en los organismos públicos encargados de promover el deporte, falta de apoyos y trabas burocráticas a los deportistas de alto rendimiento, además de la carencia histórica de un sistema público de promoción, detección y apoyo de talentos deportivos desde la niñez.
En segundo plano, si buscamos responsables, el presidente Enrique Peña Nieto también lo es, por tomar la polémica decisión de nombrar a un abogado con experiencia de policía y procurador de justicia, como Alfredo Castillo al frente de la CONADE.
Es sólo la punta del iceberg, porque los problemas de la CONADE con organismos internacionales han terminado por afectar a los deportistas mexicanos en competencias de alto nivel.
Citamos lo que ocurrió durante la competencia de clavados sincronizados en el trampolín de 3 metros, cuando los mexicanos Rommel Pacheco y Jahir Ocampo se quejaron de que en su sexto intento alguien prendió la luz que estaba sobre ellos, distrayéndolos. Reclamaron la repetición del clavado, pero los organizadores y jueces de la FINA –esos mismos a los que la CONADE les debe una lana– no permitieron que los mexicanos subieran de nuevo al trampolín. Ante la penosa situación, Alfredo Castillo, titular de la CONADE, expresó que la deuda de 15 millones fue la que terminó por influir en la decisión de los jueces para no repetir el clavado de Pacheco y Ocampo. Sólo que Castillo no lo llama “deuda” y afirma que es dinero que la FINA le exige “nomás porque sí”.
Fiel a su estilo, Castillo ha levantado polémica en Río con mensajes y quejas en redes sociales en las que acusó a los jueces de calificar mal y con dolo a deportistas mexicanos, pero ese no es el único motivo de críticas al funcionario, pues en dos diarios de circulación nacional documentaron, con fotos y videos, que el funcionario público se paseaba por las sedes olímpicas, al asistir a las competencias de los deportistas nacionales, acompañado siempre de su novia, Jaqueline Tostado Madrid, con quien se le veía en todo momento efusivo y cariñoso. El hecho provocó cuestionamientos en redes sociales y medios preguntando si el funcionario iba en plan de trabajo a las Olimpiadas o en plan de luna de miel, además de preguntas sobre quién costeó el viaje de la novia del director de la CONADE. En respuesta, Castillo dijo a los reporteros en Río: “Venimos como una pareja que viene a representar a México…el que yo venga con una persona no creo que les afecte”.
Pero más allá de las relaciones y acompañantes del director de Conade, lo que ya provocó llamados incluso del Congreso de la Unión es la ausencia de medallas y la eliminación de la mayoría de los competidores mexicanos en las primeras rondas. Los titulares de las Comisiones del Deporte ayer ya hablaban de llamar a comparecer a Alfredo Castillo, una vez que termine la justa olímpica, para que de “una explicación puntual y detallada de los resultados que obtenga la delegación mexicana”. La exigencia de los legisladores se basa, según dijeron, en el presupuesto público que se destina al deporte y particularmente al apoyo de la delegación olímpica.
Al parecer, el titular del organismo del deporte mexicano olvidó que, a pesar de que la FINA le otorgó el Mundial de Natación 2017 a México en 2011, fue la CONADE quien decidió retirarse al no poder costear el evento. La declinación vino con sólo dos años de anticipación, lo que complicó el panorama de la Federación Internacional para encontrar una nueva sede.
¿Por qué la CONADE se retiró del evento y renunció a su nombramiento como sede? ¿Por qué, si había seis años de diferencia entre la asignación y la realización del evento, no se prepararon los recursos para enfrentar el costo de la organización?
Las respuestas están en el aire y resolverlas depende de entender el panorama general del deporte en México. En ciertos rubros parece que hay avances, pero en otros hay un claro estancamiento.
Si comparamos la cantidad de deportistas que viajaron a Londres contra los que lo hicieron para Río, veremos que hay 26 atletas más en Brasil que en Reino Unido. De hecho, la delegación de 125 personas con la que México acudió a tierras cariocas es la más grande en un evento similar desde Munich 1972, cuando participaron 174 atletas nacionales. Aquí parece que hemos crecido.
Sin embargo, en 2012 el presupuesto para el deporte en México fue de 4 mil millones de pesos y, para 2015. se redujo a sólo 2 mil 800 millones. O sea, aquí hemos perdido terreno. ¿O no?
Tal vez, podemos asumir que los atletas están respondiendo y esforzándose para elevar el nivel del deporte en México (y por eso tenemos a más representantes en los Juegos Olímpicos), pero parece que las instituciones no ofrecen un nivel de apoyo comparable al desempeño de quienes practican las diversas disciplinas en las que el país participa en las competencias de clase mundial.
Desafortunadamente, es muy difícil que la mayoría de los deportistas mexicanos vivan únicamente de la actividad en la que se especializan. En un mundo ideal, los atletas deberían enfocarse solamente en entrenar y competir, recibiendo apoyos (entre ellos, el económico) del gobierno. Así, el deporte se convierte en una fuente de empleo para la población que, directa o indirectamente, también beneficie a las instituciones que lo promueven.
Elevar el nivel de entrenamiento y desempeño de los deportistas de México, aumentaría también el ingreso por patrocinios o hasta permitiría que un organismo gubernamental se pare el cuello para presumir la calidad del deporte que se practica en el país. Con un poco de suerte, esto iniciaría un círculo virtuoso entre mejores resultados y más apoyo.
Lo malo es que sin los estímulos adecuados, apenas unos cuantos pueden dedicarse a practicar su disciplina sin distracciones (como tener un empleo o estudiar, por ejemplo). Y es aún peor que, entre aquellos que sí hacen deporte en serio, solamente aquellos que ganan constantemente los torneos en los que participan, reciben ingresos que les facilitan un estilo de vida decente.
Por supuesto, todo esto se deriva de los directivos de los organismos que rigen el deporte en México. Históricamente, en el país encontramos diversos casos en los cuales un sujeto se coloca en cualquier puesto por amiguismo o simple demagogia. Y claro, el deporte no está exento de dicha situación.
En este caso, es necesario mencionar que Alfredo Castillo llegó a la CONADE después de desempeñar un trabajo bastante cuestionable en Michoacán, donde no pudo detener la inseguridad y violencia. Desde el 16 de abril de 2015 se desempeña como el titular del organismo, pero su experiencia con el deporte antes de asumir el puesto era prácticamente nula, pues su actividad anterior había sido meramente política.
Previo al inicio, tanto el Comité Olímpico Mexicano (COM) como la CONADE pronosticaron la obtención de siete medallas, pero lamentablemente estaban considerando a deportistas que subieron al podio en Londres 2012 y que la mayoría ya está fuera de la competencia veraniega.
Río 2016 serán los Juegos Olímpicos para el olvido en México.

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